PREGUNTÉ….. PERO NADIE SE ATREVIÓ A CONTESTAR
SECCION A: ASPECTOS GENERALES DEL AGUA
CAPÍTULO 5. EL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO. EL AGUA Y EL CCG
En cada sección de las que integran este libro, vamos a analizar en detalla cada uno de los impactos que el Cambio Climático Global (CCG) producirá en nuestro país en relación con EL AGUA. Empezaremos con el efecto de la DESERTIFICACIÓN, que es uno de los más significativos porque va a afectar nuestra supervivencia como país y nuestra independencia en materia alimentaria.
DESERTIFICACIÓN. A partir de 1926 el gobierno federal a través de la COMISIÓN NACIONAL DE IRRIGACIÓN (CNI) inició una etapa de construcción de grandes presas y sistemas de riego para restablecer la producción agrícola del país, ya que las unidades productivas construidas por algunas órdenes religiosas durante la época virreinal y las que fueron construidas por los hacendados durante nuestro primer siglo de vida independiente habían sido destruidas por la revolución de 1910.
De esa etapa postrevolucionaria datan la Presa Pabellón en Aguascalientes, la Presa El Palmito en la comarca lagunera y muchas otras más. La CNI empezó su labor apoyándose en compañías constructoras extranjeras, pero muy pronto los ingenieros civiles mexicanos, muchos egresados de nuestra Escuela Nacional de Ingenieros de la UNAM sustituyeron a los técnicos y a las empresas extranjeras.
El primer gobierno civil de la postguerra, que se inició en 1946, creó la SECRETARÍA DE RECURSOS HIDRÁULICOS (SRH) para continuar la labor de la CNI y le asignó otras funciones adicionales, como la construcción de obras para la defensa y el control de las inundaciones y la construcción de obras para abastecer de agua potable a nuestros crecientes centros urbanos de esa época.
Con gran visión se instituyó el manejo unificado del recurso AGUA, recurso vital para la supervivencia de nuestra patria. La SRH perduró durante 30 años, hasta diciembre de 1976 y de esa época datan la inmensa mayoría de las presas de almacenamiento y sistemas de riego del país. Fueron obras que permitieron a México contar con 6 millones de hectáreas de producción agrícola segura, ya que no estaban sujetas a las imprecisiones de los cultivos de temporal.
La SRH tenía a su cargo también el registro y control de las aguas subterráneas y el manejo y depuración de las aguas residuales. A través de la Policía Hidráulica, se vigilaban las obras y los cauces. Se impedía también que se deforestaran las cuencas y que se establecieran asentamientos humanos en las zonas inundables, en los embalses de las presas y en la zona federal de nuestros ríos, lagos, arroyos y zonas costeras.
El manejo del recurso agua estaba unificado bajo un solo mando, por lo cual hasta la Compañía de Luz y Fuerza y la Comisión Federal de Electricidad tenían que solicitar y obtener concesiones para el aprovechamiento del agua en la generación de energía. Y esto, a pesar de que la generación hidroeléctrica constituye un uso no consuntivo y no contaminante del agua. Después de pasar por una turbina, el agua puede y debe volver a usarse.
De esa época data también la creación de las Comisiones de Desarrollo Regional basadas en cuencas hidrológicas. (Seguramente inspiradas por el éxito de la Autoridad del Valle del Tennesee (TVA) que el presidente Franklin D. Roosevelt ideó para crear infraestructura y sacar a los Estados Unidos de la Gran Depresión).
Esas comisiones como la del Papaloapan, la del Balsas, la del Fuerte, la del Grijalva y otras, dependientes de la SRH tenían a su cargo el desarrollo regional integral dentro de la cuenca hidrológica correspondiente.
En esta forma se reconocía explícitamente que “el agua debe manejarse por cuencas, ya que no obedece los límites políticos estatales”.
Esta verdad de Perogrullo no les entró en el cerebro a los economistas planificadores de la época de López Portillo. Decidieron que el agua para riego debía ser manejada a través de gerencias estatales en la recién creada SARH (SECRETARIA DE AGRICULTURA Y RECURSOS HIDRÁULICOS).
Decidieron que el agua para el consumo humano debía ser manejada por una Subsecretaría del Medio Ambiente ubicada en la Secretaría de Salubridad.
Desmantelaron los avanzados laboratorios de investigación de la SRH en Tecamachalco, Desaparecieron la Policía Hidráulica. Dejaron perder el control de las aguas subterráneas.
Encomendaron a los estados y a los municipios el control de los asentamientos humanos en las zonas federales de protección de los cauces y de los embalses. Ahora estamos sufriendo las consecuencias de esos errores.
Muchos gobiernos estatales aplaudieron la medida, especialmente aquellos en los que se iniciaba el recorrido del agua en la parte alta de las cuencas y donde se provocaba la mayor contaminación del recurso hídrico. Recordemos que “las gallinas de arriba ensucian a las de abajo”.
“DIOS PERDONA…Y OLVIDA, PERO….
LA NATURALEZA NO OLVIDA NI PERDONA”
Como si no fuera suficiente con los problemas de la economía mundial que empiezan a repercutir en México, amanecemos cada día con noticias preocupantes en asuntos ecológicos.
La escasez de lluvias en la cuenca del río Cutzamala ha obligado frecuentemente a la Comisión Nacional del Agua a limitar el suministro de este líquido a la Zona Metropolitana del Valle de México. Se suspende totalmente durante varios días cada vez que se presenta un puente o un fin de semana largo
Nuevamente los comentaristas de los medios electrónicos se han enfocado en criticar las consecuencias y atacar a las autoridades locales y federales por su supuesta falta de previsión, en lugar de analizar las causas: A nivel global el exceso en el uso de combustibles fósiles que al emitir bióxido de carbono a la atmósfera aceleran el calentamiento del planeta. A nivel regional y local la deforestación y erosión de las cuencas hidrológicas que provocan una reducción en el volumen de lluvia que se genera y llenan de azolves la insuficientes presas de almacenamiento existentes. No estamos cuidando con seriedad nuestros árboles.